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Duolingo, la popular aplicación de aprendizaje de idiomas, ha entrado de lleno en la era de la inteligencia artificial.
Su cofundador y CEO, Luis von Ahn, anunció recientemente una estrategia «AI-first», que coloca a la IA en el centro de los procesos internos y del desarrollo de producto. La decisión ha generado tanto entusiasmo como controversia, especialmente entre usuarios preocupados por el impacto en los empleos humanos.
Pero para von Ahn, esto no es una revolución repentina: es una evolución lógica de una empresa construida desde sus inicios con la tecnología como eje.
La polémica estalló cuando von Ahn compartió un correo interno en LinkedIn anunciando el nuevo enfoque basado en IA. Muchos usuarios lo interpretaron erróneamente como si Duolingo hubiese despedido a su plantilla para sustituirla por algoritmos. El revuelo en redes fue inmediato, con comentarios como “Cancelando mi cuenta YA” o “Adiós a mi racha de 1.098 días”.
El CEO reconoce que la comunicación externa fue confusa: “Debería haber sido más claro. Otras tecnológicas están haciendo lo mismo, pero nosotros fuimos abiertos al respecto”.
En palabras de von Ahn, la estrategia no implica eliminar empleos humanos, sino automatizar tareas repetitivas para que los empleados puedan concentrarse en tareas creativas y estratégicas. De hecho, Duolingo sigue contratando nuevos perfiles, especialmente aquellos cuyas funciones no pueden ser automatizadas.
Por ejemplo, desarrolladores ahora usan IA para generar partes del código, pero dedican más tiempo a revisar y aprender. El personal de diseño se convierte en director creativo, guiando a la IA para producir ilustraciones que mantengan el estilo único de la marca.
El objetivo de von Ahn es fomentar un cambio de mentalidad: ante cualquier tarea, lo primero es probar si puede hacerse con IA. Si no funciona, no pasa nada, pero si sí, se gana eficiencia.
Él mismo ya ha delegado cálculos en hojas de Excel a la IA, y alienta a todo el equipo a explorar cómo la tecnología puede facilitar su trabajo diario. A cambio, los empleados dedican el 10% de su tiempo a formación.
Una de las principales ventajas del uso de IA es que permitirá a Duolingo ampliar significativamente su catálogo de idiomas. Actualmente ofrece 40, pero el desarrollo de un nuevo curso requiere mucho trabajo humano. La automatización cambiará eso.
Además, la IA ya está presente en la experiencia del usuario. En la versión Premium Max, los usuarios pueden conversar con Lily, una adolescente virtual con personalidad sarcástica, que aprende del usuario para ofrecer interacciones más personalizadas.
Duolingo está tomando precauciones en el uso de IA generativa, asegurando que sus modelos se entrenan solo con materiales propios para evitar problemas legales relacionados con derechos de autor. En cuanto a traducciones, el riesgo es menor, ya que las frases son comunes y no derivadas de obras protegidas.
Desde que salió a bolsa hace cuatro años, Duolingo ha experimentado un crecimiento sólido. En el primer trimestre de 2025, alcanzó los 10,3 millones de suscriptores de pago, un 40% más que el año anterior. Sus ingresos aumentaron un 38% hasta 230 millones de dólares, y su beneficio neto creció un 30%, hasta 35,1 millones.
Duolingo no se limita al aprendizaje de lenguas. Ya ofrece cursos de música, matemáticas y ajedrez, y sus principales competidores no son otras apps educativas, sino plataformas como TikTok e Instagram, según su CEO. La clave está en ofrecer una experiencia educativa divertida y adictiva.
Nacido en Ciudad de Guatemala y con formación en matemáticas y criptografía, von Ahn vendió su primera empresa, ReCaptcha, a Google antes de fundar Duolingo. Su enfoque inicial era más idealista, incluso evitó monetizar la app durante años. Hoy reconoce que debieron empezar a generar ingresos antes: “Tardé seis meses en convencer al equipo de que ganar dinero no es malo”.
La visión de Duolingo con la IA no se trata solo de productividad. También busca democratizar el acceso al aprendizaje, hacer que más personas aprendan más cosas con menos barreras. Aunque hay incertidumbre, von Ahn lo tiene claro: “Podemos reaccionar con miedo… o con curiosidad”.