¿Por qué no es buena idea utilizar cargadores de alto amperaje para recargar los móviles por la noche?

La mayoría de las baterías que utilizan los dispositivos portátiles son de ión de litio (Li-ion) y de polímero de litio. Las baterías Li-ion sustituyeron a las de níquel cadmio (Ni-Cad) a finales del siglo pasado, gracias a que las nuevas baterías tenían mayores capacidades y menor peso.

Las baterías Li-po llegaron unos años más tarde y sustituyeron el solvente líquido por un compuesto de polímero sólido, y además la batería se recubrió de plástico en lugar de con una carcasa rígida metálica, lo que permitía mayor flexbilidad.

La mayoría de las baterías basadas en litio funcionan mediante un proceso químico por el cual los iones de litio (Li+) se desplazan desde el ánodo (electrodo positivo) hasta el cátodo (electrodo negativo) a través de una solución electrolítica, lo que libera electricidad al circuito y proporciona energía a tu teléfono o tablet. Durante el proceso de carga el proceso se invierte y los iones Li+ son absorbidos por el ánodo.

La capacidad de la batería viene determinado por el número de iones Li+ que puede absorber el ánodo. Casi todas las baterías modernas de litio llevan ánodos hechos de grafito, con una superficie muy regular para maximizar la absorción.

Sin embargo, las baterías de litio se degradan a lo largo del tiempo, y esta degradación se acelera a altas temperaturas, especialmente por el incremento en temperatura ambiental causado por la carga y por el propio uso del dispositivo, que también genera calor.

Esta es una de las razones por las que es beneficioso utilizar un cargador de bajo amperaje para cargar el dispositivo por las noches, ya que una carga más rápida con un cargador de mayor amperaje causa un mayor incremento en la temperatura de la batería.

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