Hoy en día es difícil escapar de los ojos de las cámaras de seguridad, que nos vigilan permanentemente en la calles y en edificios públicos.
Esta sensación de sentirse permanentemente vigilados es todavía mayor en un bloque de Madrid de la Calle Almortas, donde el artista urbano SpY ha instalado 150 cámaras de vigilancia en una pared de un edificio, todas ellas apuntando en la misma dirección. Estas cámaras son una representación artística de la vigilancia de los gobiernos.
En este caso las cámaras son puros símbolos ya que son réplicas vacías que no graban nada, pero los viandantes que pasan cerca experimentan diferentes reacciones, desde gente que se pregunta por qué hay tantas cámaras instaladas en ese edificio hasta personas que interactúan con ellas como si estuvieran siendo grabados.
Según el artista, «todas las cámaras apuntan hacia la casa de un conocido camello, bien conocido incluso por la policía.»