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Elon Musk ha confirmado su salida del gobierno de Donald Trump tras liderar una de las iniciativas más controvertidas de la administración: la reducción drástica del tamaño del aparato estatal.
Su labor como empleado especial del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha llegado a su fin en medio de críticas crecientes y un clima político cada vez más polarizado.
Desde enero, Musk ocupó un puesto como “empleado especial del gobierno”, lo que le permitía trabajar hasta 130 días al año en funciones federales. Su salida, aunque esperada, ha sido acelerada por las críticas públicas al presupuesto federal impulsado por Trump, el cual Musk tildó de “decepcionante”.
En una reciente entrevista, Musk señaló que el paquete presupuestario propuesto —denominado por Trump como “el gran y hermoso proyecto de ley”— aumentaría el déficit público y “socavaría” los avances logrados por DOGE. Para Musk, el presupuesto es contradictorio: “Un proyecto puede ser grande o hermoso, pero no ambas cosas a la vez”, dijo con ironía.
El DOGE (Department of Government Efficiency) fue el organismo encargado de implementar recortes agresivos en el gasto público. Aunque en un principio Musk prometió reducir el presupuesto en 2 billones de dólares, la cifra se ajustó progresivamente hasta fijarse en 150.000 millones.
Durante su gestión, se calcula que más de 260.000 empleados federales fueron despedidos o aceptaron acuerdos de salida voluntaria. Sin embargo, algunos despidos fueron revertidos judicialmente, como en el caso del programa nuclear, donde empleados fueron readmitidos tras una revisión judicial.
La rapidez de los recortes provocó errores notables, incluyendo despidos injustificados en sectores críticos. Musk llegó a afirmar que DOGE se había convertido en “el chivo expiatorio de todo”, culpado por situaciones fuera de su control.
Mientras lideraba DOGE, Elon Musk enfrentó una caída significativa en ventas y en la cotización de Tesla. Durante el primer trimestre del año, la compañía registró una baja del 13% en entregas, la mayor en su historia. Su valor en bolsa también cayó hasta un 45%, aunque posteriormente se recuperó parcialmente.
Además, Tesla fue blanco de protestas y actos vandálicos en sus concesionarios y estaciones de carga, lo que llevó al Departamento de Justicia a calificar algunos de estos hechos como “terrorismo doméstico”.
En respuesta al deterioro de la situación de Tesla, Musk anunció que reducirá drásticamente su participación en la política para volver a enfocarse en sus empresas. En una llamada con inversores, aseguró que dedicará la mayor parte de su tiempo a Tesla en los próximos años.
Musk también anunció que recortará su implicación financiera en la política estadounidense. Tras haber donado casi 300 millones de dólares para respaldar la campaña de Trump y otros candidatos republicanos en el último año, el empresario sudafricano ha decidido dar un paso atrás.
Durante un foro económico en Doha, Musk reafirmó su compromiso con Tesla y afirmó que seguirá como su CEO durante al menos cinco años más. Su salida del gobierno marca un punto de inflexión tras una etapa convulsa, donde la línea entre política y negocios se desdibujó.
La participación de Elon Musk en el gobierno de EE. UU. ha sido tan ambiciosa como polémica. Aunque DOGE logró reducir el gasto público, lo hizo a un precio elevado tanto en términos humanos como políticos. El tiempo dirá si su paso por la política fue un error táctico o una jugada audaz con impacto a largo plazo.