Las empresas tecnológicas chinas están dejando de hacer negocios en Rusia, a pesar de los llamamientos de Pekín para que las empresas resistan la presión de las sanciones de Estados Unidos y los proveedores.
Varias empresas están reduciendo sus envíos a Rusia, donde las empresas tecnológicas chinas dominan el mercado de muchos productos, sin hacer ningún anuncio público, según desvela WSJ.
Entre ellas se encuentran el gigante de los ordenadores personales Lenovo y el fabricante de smartphones y gadgets Xiaomi.
A diferencia de muchas empresas occidentales, estas compañías han evitado hacer declaraciones públicas sobre la guerra de Rusia en Ucrania o sus negocios allí, ya que Pekín se opone a las sanciones occidentales.
El gigante de los drones de consumo DJI Technology Co. tomó la inusual medida de anunciar la suspensión de sus negocios el mes pasado tanto en Rusia como en Ucrania, a la espera de una revisión de cumplimiento.
Las exportaciones chinas de productos tecnológicos a Rusia cayeron bruscamente en marzo con respecto a febrero, con un descenso de más del 40% en los envíos de ordenadores portátiles, de casi dos tercios en los de smartphones y del 98% en los de estaciones base de telecomunicaciones, según los últimos datos comerciales del gobierno chino.
El retroceso se produce después de que Estados Unidos y sus aliados impusieran una serie de sanciones financieras y controles de exportación a Rusia tras la invasión de Ucrania a finales de febrero. Estados Unidos ha amenazado con castigar a las empresas chinas que incumplan las normas.
Las principales empresas de chips de Estados Unidos que suministran a empresas chinas están presionando a sus clientes para que cumplan las normas y se aseguren de que sus semiconductores no acaben en productos de terceros enviados a Rusia.
El Ministerio de Comercio chino reconoció el mes pasado que las sanciones han perturbado el comercio de China con Rusia, pero instó a las empresas a «no someterse a la coacción externa ni hacer declaraciones externas indebidas».
China ha ampliado su conjunto de medidas para contrarrestar las sanciones extranjeras, incluyendo normas que podrían obligar a las empresas chinas a no cumplir con las sanciones extranjeras que considere injustificadas, aunque hasta ahora Pekín no ha emitido ninguna orden de incumplimiento.