¿Por qué siguen explotando las baterías de los smartphones?

Samsung ha lanzado su programa de recogida y sustitución del Galaxy Note 7 como consecuencia de 35 explosiones provocadas por, como siempre, problemas con la batería.

Para entender por qué ocurren estas cosas, merece la pena revisar rápidamente cómo funciona una batería. Tienen tres componentes fundamentales: un ánodo en un extremo, un cátodo en el otro, y un electrolito entre ambos. El voltaje causa que los iones de litio se muevan de un extremo a otro durante carga y descarga.

La mayor parte del tiempo este proceso ocurre sin complicaciones pero, cuando se dan, las cosas pueden acabar muy mal. Por ejemplo, puede ocurrir que se sobrecargue, y eso provoca calor, y eso genera reacciones químicas no deseadas en el ánodo.

El problema también puede ocurrir durante la descarga. El cátodo contiene óxido, que se puede combinar con materiales orgánicos del electrolito y generar calor. Una vez que la reacción exotérmica alcanza los 150ºC, ya no para hasta que algo se incendia.

Una batería de mala calidad con impurezas, puede ser responsable de un resultado desastroso. Los problemas no tienen por qué darse la primera vez que conectas el smartphone a la corriente, sino que se pueden desarrollar con el tiempo si la batería no aguanta bien muchos ciclos de carga y descarga.

Obviamente los fabricantes de baterías conocen esto y por eso incorporan mecanismos de seguridad para evitarlo. En cada batería hay un chip que es el circuito de protección, y está diseñado para apagar la batería cuando llega a cierta temperatura.

Es evidente que las medidas de seguridad también fallan. No sabemos exactamente qué ha ocurrido con la batería del Galaxy Note 7, ya que la compañía no ha dado detalles concretos, pero parece probable que el circuito de protección no hizo su trabajo.

A principios de año, según leemos en Wired, investigadores de Stanford publicaron un estudio que proponía un método pasivo y, por tanto, menos propenso a fallos, de desconectar baterías cuando la temperatura aumenta, gracias a una membrana que se expande gradualmente cuando sube la temperatura hasta que es lo demasiado grande como para cortar la corriente al cátodo.

El inconveniente es que eso ocupa espacio y, por tanto, resta capacidad a la batería. ¿Están dispuestos los consumidores a sacrificar autonomía por seguridad?

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