En marzo de 1989, el físico británico Tim Berners-Lee escribió una propuesta para desarrollar un sistema de información distribuida para los físicos e ingenieros del CERN.
Describía una forma de gestionar la información sobre los aceleradores y otros experimentos del laboratorio mediante un sistema documentos enlazados entre sí y accesibles vía Internet. Su supervisor, Mike Sendall, escribió «Difuso, pero emocionante» en la portada y, con esas palabras, dio luz verde a un proyecto que revolucionaría la forma en la que accedemos a la información.