Apple demanda a un socio de reciclaje por revender 100.000 iPhones, iPads y Apple Watch

Apple ha demandado a un antiguo socio de reciclaje, GEEP Canada, por revender al menos 103.845 iPhones, iPads y Apple Watch que debían reciclar.

«Al menos 11.766 libras (5.300 kg) de dispositivos de Apple salieron de las instalaciones de GEEP sin ser destruidos – un hecho que la propia GEEP confirmó», afirma la denuncia de Apple.

Apple envió a la empresa de reciclaje más de 500.000 iPhones, iPads y Apple Watch entre enero de 2015 y diciembre de 2017. Cuando Apple hizo una auditoría, descubrió que el 18 por ciento de esos dispositivos aún accedían a Internet a través de redes celulares.

Ese 18 por ciento no incluye los dispositivos de Apple sin radio celular, por lo que es posible que se revendiera un porcentaje aún mayor.

Apple reclama al menos 31 millones de dólares canadienses (aproximadamente 20 millones de euros) de su antiguo socio.

La empresa de reciclaje niega cualquier actuación ilícita, pero reconoce que hubo un robo ya que tres empleados robaron los dispositivos. Apple no está de acuerdo, argumentando que estos empleados eran de hecho altos directivos de la empresa de reciclaje.

Apple ha trabajado en mejorar sus prácticas medioambientales, incluyendo un esfuerzo por trasladar el reciclaje a sus propias instalaciones con sus propios robots de desmontaje como Daisy, que está diseñados para recuperar componentes del iPhone que los recicladores tradicionales no pueden.

La restauración y reventa de dispositivos forman parte de las actividades de GEEP, pero desde el punto de vista de Apple, revender estos dispositivos no habría estado bien. Sólo porque los productos puedan ser revendidos en el mercado negro no significa que cumplieran con los estándares de calidad o seguridad de Apple.

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Sobre el Autor
Luis A.
Luis es el creador y editor jefe de Teknófilo. Se aficionó a la tecnología con un Commodore 64 e hizo sus pinitos programando gracias a los míticos libros de 🛒 'BASIC para niños' con 11 años. Con el paso de los años, la afición a los ordenadores se ha extendido a cualquier cacharrito que tenga una pantalla y CPU.
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