Apple podría desactivar la compatibilidad de Airdrop con Android que ha anunciado Google

Google ha dado un golpe sobre la mesa que nadie veía venir. La compañía acaba de activar la transferencia directa de archivos entre Android y iPhone utilizando Quick Share y AirDrop, una interoperabilidad inédita que, por ahora, solo funciona en los nuevos Google Pixel 10 pero que podría expandirse muy pronto a otros dispositivos Android. Lo más llamativo es que Google lo ha conseguido sin la colaboración de Apple.
Este movimiento unidireccional rompe con la dinámica habitual entre ambas empresas y ha desencadenado tensiones internas en Cupertino. Aunque Apple no ha hecho declaraciones oficiales, filtraciones de fuentes de peso apuntan a un profundo malestar con este avance.
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Una integración sin permiso de Apple que genera tensiones
Según el periodista Mark Gurman, Apple está “decidida a eliminar este vínculo entre AirDrop y Quick Share lo antes posible”. La reacción tiene sentido: la compañía no suele permitir que terceros interfieran en sus servicios nativos, y menos aún en uno tan emblemático como AirDrop.
Sin embargo, Apple se encuentra en una situación delicada. Reaccionar con contundencia podría provocar una nueva tormenta mediática, similar a la que vivió con la adopción del estándar RCS tras la intensa campaña #GetTheMessage iniciada por Google. En aquella ocasión, la presión pública dejó a Apple como la parte que frenaba las mejoras en la comunicación entre plataformas, obligándola finalmente a ceder.
Apple is backed into a corner here. On one hand, they want to kill this ASAP. On the other, they don’t want another RCS-level PR and regulator war on their hands. Extremely curious what happens next. I’d lean toward Apple just blocking it and not caring. https://t.co/yX3Lwhg1KN
— Mark Gurman (@markgurman) November 21, 2025
La presión regulatoria, especialmente en la Unión Europea
Si la opinión pública ya representa un riesgo para Apple, la presión regulatoria lo es aún más. En los últimos años, la Unión Europea ha acelerado su intervención en el sector tecnológico, obligando a las grandes compañías a cumplir con normativas de interoperabilidad, privacidad y competencia.
Apple ya se ha visto obligada a adoptar el conector USB-C en todos sus dispositivos, así como a habilitar la instalación de apps de terceros y tiendas alternativas en iOS e iPadOS. Cualquier movimiento que pueda interpretarse como una limitación artificial a la interoperabilidad podría activar de inmediato el radar de Bruselas.
Y, teniendo en cuenta que las multas por incumplimiento pueden alcanzar cifras astronómicas, la compañía debe pensar con cuidado su siguiente paso. Con la jugada de Google, bloquear esta función podría interpretarse como una práctica anticompetitiva.
Google consigue lo que quería: presión pública y ventaja estratégica
En ese contexto, la estrategia de Google parece calculada al milímetro. Logra un beneficio directo para los usuarios —compartir archivos entre plataformas de forma sencilla— mientras fuerza a Apple a posicionarse en un terreno complicado.
De momento, Google ha conseguido que la función funcione en los Pixel 10, demostrando que la barrera técnica no era tan insalvable como se pensaba. Ahora, el sector espera la reacción oficial de Apple, que podría convertirse en uno de los anuncios estratégicos más relevantes del año.
A corto plazo, es probable que Apple analice cuidadosamente las implicaciones legales y de imagen antes de mover ficha. Podría optar por una actualización silenciosa para limitar la integración, o incluso buscar una vía técnica para impedirla sin generar un conflicto frontal.





