La pequeña isla de Anguila se está «forrando» gracias a la venta de dominios «.ai»
Anguila, un minúsculo territorio insular británico en el Caribe, podría ingresar hasta 30 millones de dólares este año gracias a su nombre de dominio «.ai».
En el último año, el creciente interés por la IA ha hecho que el dominio de nivel superior «.ai» del país resulte especialmente atractivo para las empresas tecnológicas. Los ingresos suponen una gran ayuda para la economía de Anguila, que depende principalmente del turismo.
Puede que 30 millones de dólares procedentes de dominios no parezcan mucho comparados con los miles de millones que se mueven hoy en día en el campo de la IA, pero con una superficie total de 90 kilómetros cuadrados y una población de 15.753 habitantes, no es cosa menor.
Las webs de registro deben pagar a Anguila un precio fijo — unos 130 euros por un registro de dos años — y los precios están subiendo debido a la demanda.
Según Bloomberg, Anguila apenas ingresó 7,4 millones de dólares por el registro de dominios .ai en 2021, pero todo cambió con el lanzamiento de ChatGPT de OpenAI el año pasado. Los registros de .ai se han duplicado en el último año.
Anguila se encarga de asignar direcciones web con el dominio «.ai» desde 1995. Los países recibieron por primera vez sus propios nombres de dominio de primer nivel en 1985, incluidos dominios como .us (Estados Unidos), .uk (Reino Unido) y .es (España).
Con el tiempo, algunos dominios, como .tv para Tuvalu, han adquirido significados adicionales y usos más amplios, en particular cuando sus abreviaturas coinciden con algo más, como AI para «inteligencia artificial» en este caso. Como resultado, empresas de IA de alto perfil, como Stability.ai y Character.ai, han optado por direcciones web terminadas en «.ai», contribuyendo significativamente al inesperado flujo de ingresos de la isla.
Los ingresos procedentes del registro de dominios «.ai» representarán un porcentaje notable del producto interior bruto del territorio (300 millones de dólares en 2021), por lo que Anguila es un ejemplo de cómo incluso una pequeña isla caribeña puede beneficiarse del auge tecnológico mundial.
